Hoy aparcamos las lasañas más tradicionales para ofrecerte una de las recetas de lasaña más originales que existen (y raras, por qué no decirlo). Es perfecta si habéis hecho una calçotada y han sobrado calçots.
Si tu familia o grupo de amigos sentís pasión por los calçots y por la lasaña, ¿por qué no sorprenderlos con esta receta de lasaña de calçots? ¡Vamos al lío!
En caso de que no tengas los calçots hechos, ásalos previamente en el horno.
Pon a cocer las placas de pasta para lasaña en una cazuela con agua y sal, siguiendo las indicaciones del fabricante. Luego escúrrelas sobre un trapo limpio de cocina. Reserva.
Pocha los 2 dientes de ajo en una sartén con un chorrito de aceite de oliva. Cuando empiecen a dorarse, agrega el calabacín bien picado y mézclalo con el ajo. En caso de querer añadir setas, añádelas en este momento.
Una vez que el calabacín haya cambiado de color, agrega los calçots troceados y remueve bien.
Añade la salsa romesco, salpimienta y mézclalo con el resto de ingredientes. Reserva.
Pon a precalentar el horno a 180ºC.
Usa un poco de aceite de oliva o de salsa bechamel para engrasar la fuente para horno que utilizarás para la lasaña.
Coloca una primera capa de placas de pasta cubriendo toda la fuente. Luego, distribuye por toda la superficie la mitad del relleno de calçots.
Repite el mismo proceso: vuelve a colocar otra capa de láminas de pasta y encima el resto del relleno. Para finalizar tu lasaña, coloca una última capa de pasta y echa por encima la salsa bechamel y el queso rallado parmesano.
Ya solo te queda meter la lasaña en el horno a 180ºC durante aproximadamente 20 minutos, poniéndolo a gratinar durante los últimos 5 minutos de horneado. Cuando veas que está bien doradita, retírala del horno, déjala reposar unos minutos y… ¡A disfrutar de un plato único!